Por Ecofi
Tras un parón en julio, el Banco Central Europeo (BCE) reanudó su política de bajada de tipos en su última reunión. Sin embargo, los discursos y los intercambios con la prensa no dejaron nada que desear en cuanto al camino a seguir. El resultado fue una reunión de política monetaria insípida, presa del concepto de “dependencia de los datos”. ¿Cuáles son las expectativas para el futuro?
Por ello, el BCE bajó sus tipos el 12 de septiembre, situando el tipo de la facilidad de depósito en el 3,50%. La inflación se ha revisado ligeramente al alza y la actividad económica a la baja. Se prevé una inflación total del 2,5% en 2024, del 2,2% en 2025 y del 1,9% en 2026; una inflación subyacente (excluidos la energía y los alimentos) del 2,9% en 2024, del 2,3% en 2025 y del 2% en 2026. Se prevé un crecimiento del PIB del 0,8% en 2024, del 1,3% en 2025 y del 1,5% en 2026.
La rueda de prensa se centró principalmente en comentar las últimas estadísticas publicadas. Se considera que la inflación nacional es elevada, debido sobre todo a la persistencia de la categoría de servicios y a los aumentos salariales. Aunque la senda de los tipos de interés oficiales está “bastante clara”, según Christine Lagarde, el BCE sigue atrapado en su postura “dependiente de los datos”, lo que anula cualquier comunicación sobre el calendario de la próxima bajada de tipos.
Llevamos varios meses calificando de “necesaria” la relajación monetaria del BCE. A pesar de las cifras de inflación más altas de lo que esperábamos en los últimos meses, la tendencia es a la baja. La inflación total se acerca ahora al objetivo del 2%. Los sucesivos choques de oferta heredados de la pandemia y la guerra de Ucrania se han atenuado, y la reciente evolución de los precios de las materias primas está incluso exacerbando este fenómeno. La inflación subyacente, en cambio, ha tendido a estancarse, lo que hace temer al BCE que persista la inflación interna.
Sin embargo, las medidas alternativas de la inflación atenúan esta observación. Por ejemplo, la medida que elimina las variaciones extremas de la cesta de bienes y servicios, o la medida que se centra en los artículos sensibles a los cambios en la actividad económica, han seguido una tendencia a la baja durante varios meses. Cabe señalar que estas últimas se han utilizado antes del repunte inflacionista de 2021, y esta vez parecen anunciar una futura moderación.
l mandato del BCE no es promover el crecimiento económico, pero su vínculo con la inflación es evidente. En este sentido, el impulso de la demanda privada en la eurozona sigue siendo escaso. Además, esta debilidad parece subestimada por las previsiones (en nuestra opinión) excesivamente optimistas del BCE. Con el tipo de la facilidad de depósito en el 3,50%, la política monetaria sigue en territorio restrictivo, lo que da al BCE un margen de maniobra relativamente amplio. Creemos que el BCE debería aprovechar la oportunidad que ofrecen las próximas reuniones para bajar los tipos, antes de evaluar la situación a la vuelta del primer trimestre de 2025, cuando la economía europea, actualmente “asfixiada”, se haya beneficiado de este soplo de aire fresco. Las palomas parecen más ruidosas últimamente, pero los halcones siguen siendo mayoría y las discusiones serán enconadas, lo que constituye un riesgo nada desdeñable para nuestro escenario central…
Esta “dependencia de los datos” puede ser un punto fuerte, si se utiliza con prudencia. En el caso del BCE, sin embargo, se utiliza sistemáticamente para justificar la cautela.
Por supuesto, es fácil ser crítico con el BCE, lejos de Fráncfort, de sus arcanos y de lo que está en juego en las decisiones de política monetaria para la eurozona. Esta cautela es comprensible. Sin embargo, los riesgos de caer por debajo del objetivo de inflación del 2%, de “romper” el crecimiento europeo, con el riesgo de socavar las tan necesarias ganancias de productividad (véase la conclusión del informe de Mario Draghi publicado la semana pasada) son demasiado poco mencionados por las autoridades, que prefieren el escenario alternativo de una inflación persistente…
Por tanto, está prevista una nueva reunión de política monetaria el 17 de octubre…