China se enfrenta a retos económicos persistentes: ralentización del crecimiento y medidas de estímulo

Por Richelieu Gestion

China sigue enfrentándose a importantes retos económicos, marcados por un descenso persistente de la actividad manufacturera y el debilitamiento de la demanda interna. Las recientes publicaciones de los Índices de Gerentes de Compras (PMI) y las decisiones del Politburó del Partido Comunista Chino (PCCh) ponen de relieve una difícil situación económica que requiere intervenciones políticas meditadas para estimular el crecimiento.

En julio, la actividad manufacturera china se contrajo por tercer mes consecutivo. Según los índices PMI oficiales, el índice manufacturero se mantuvo por debajo de la marca de 50, en 49,4, lo que indica una contracción en comparación con el mes anterior. Esta situación refleja la debilidad de la demanda interna, agravada por la persistente crisis inmobiliaria y el elevado desempleo. El sector servicios también muestra signos de estancamiento. El PMI no manufacturero apenas se mantuvo en la zona de crecimiento, en el 50,2, por debajo del 50,5 de junio. Esta debilidad económica general se atribuye a factores como la caída de la confianza de los consumidores, la lenta recuperación del empleo y los persistentes problemas estructurales del sector inmobiliario.

Ante estos retos, el Politburó chino ha expresado su intención de seguir apoyando el consumo interno. En su reciente reunión, el PCCh subrayó la necesidad de aumentar los ingresos de los hogares y reforzar la demanda interna. Sin embargo, a pesar de estas intenciones, no se han anunciado medidas concretas, y persiste el escepticismo sobre la eficacia de estas iniciativas sin un plan de recuperación claro y sólido. El gobierno chino ha introducido medidas selectivas para fomentar la compra de bienes como automóviles y equipamiento doméstico, pero estos esfuerzos no han bastado para revitalizar la demanda de forma significativa. Además, las restricciones fiscales, como la elevada deuda pública local, limitan la capacidad de Pekín para lanzar un gran programa de estímulo.

El sector inmobiliario, pilar de la economía china, sigue siendo una fuente importante de preocupación. El gobierno intenta acelerar la venta de las viviendas no vendidas y terminar las obras de construcción en curso. Sin embargo, muchos economistas consideran que estas medidas son insuficientes y piden reformas estructurales para restablecer la confianza de los inversores y estimular el consumo.

Las tensiones geopolíticas con Estados Unidos y la Unión Europea añaden otra capa de complejidad. La administración Biden está considerando imponer nuevas restricciones a la exportación de semiconductores a China, lo que podría frenar el desarrollo tecnológico del país y exacerbar las tensiones comerciales.

Las previsiones de crecimiento económico para 2024 siguen siendo inciertas, con un ambicioso objetivo del 5% que muchos consideran difícil de alcanzar sin un mayor apoyo al consumo y la inversión. El Politburó ha subrayado la importancia de mantener una moneda estable y reducir los costes de financiación, pero el impacto de estas medidas puede ser limitado sin un ciclo de bajada de tipos a gran escala. También se están realizando esfuerzos para diversificar la economía centrándose en industrias emergentes como los vehículos eléctricos y la energía verde. Sin embargo, estos sectores se enfrentan a problemas de exceso de capacidad que complican su papel potencial en la estimulación de la economía.

Indicadores económicos chinos

Fuentes: Bloomberg, Grupo Richelieu