Por Patrick Artus
La primera diferencia se deriva de los aumentos de productividad, que son elevados en Estados Unidos pero negativos en la eurozona. El resultado en los últimos tiempos ha sido una baja inflación salarial en Estados Unidos y una alta inflación en la eurozona, tanto más cuanto que los aumentos salariales en Estados Unidos se ven frenados por el crecimiento de la población en edad de trabajar y la inmigración, mientras que en la eurozona se ven estimulados por el descenso de la población en edad de trabajar.
La diferencia entre el aumento de la productividad en Estados Unidos y en la zona euro se debe a la diferencia entre la inversión en nuevas tecnologías y los niveles de gasto en I+D. Esto conduce a una brecha significativa entre las tasas de crecimiento potencial de Estados Unidos y la zona euro, brecha que se amplifica por la diferencia entre las tasas de crecimiento de la población en edad de trabajar.
Por último, también hay una diferencia significativa entre las tendencias de las tasas de rentabilidad y margen. Han aumentado mucho en Estados Unidos, mientras que se han estancado en la eurozona. Esto se debe a la debilidad de los aumentos de los costes laborales unitarios en Estados Unidos (porque los salarios reales han aumentado menos que la productividad laboral).
En conjunto, Estados Unidos tiene una inflación estructuralmente más baja, un crecimiento más fuerte y una mayor rentabilidad empresarial que la eurozona, pero como consecuencia de una distribución de la renta más desfavorable para los asalariados, Estados Unidos también tiene un nivel de desigualdad y pobreza mucho más alto que la eurozona.