La solidez del mercado laboral estadounidense es innegable y constituye un sólido motor del crecimiento del país y del dinamismo de la actividad mundial. Sin embargo, hay una serie de datos menos favorables que deben examinarse en detalle.
Esta estadística se esperaba con impaciencia, y su publicación el viernes 4 de octubre elevó la moral de los inversores. En septiembre, la economía estadounidense creó 254.000 nuevos puestos de trabajo netos -frente a los 150.000 previstos- y la tasa de desempleo, prevista en el 4,2%, cayó al 4,1%. Si añadimos las más de 70.000 revisiones al alza de la creación neta de empleo de los últimos meses, la temida recesión no parece estar a la vuelta de la esquina.
Dando un paso atrás, el mercado laboral estadounidense ha añadido casi 180.000 nuevos puestos de trabajo netos en los últimos doce meses, lo que demuestra su fortaleza. Además, la tasa de desempleo sigue siendo baja, aunque ha aumentado desde el 3,4% de finales de 2023, lo que ilustra la continua capacidad de la economía para generar nuevas oportunidades de empleo.
Esta vitalidad se sustenta también en el aumento de los salarios netos, un 4% interanual, que suben ahora casi el doble que la inflación, impulsando el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. Los consumidores representan el 70% de la producción del país, el equivalente mundial de la economía china.
Pero el rasgo más alentador a medio plazo es, sin duda, el rápido aumento de la productividad, medida a una impresionante tasa anual superior al 3,5% en los dos últimos trimestres.
Esta tendencia no sólo es un indicador de la creciente eficacia de los trabajadores estadounidenses, sino también una promesa de ganancias futuras, basadas en el crecimiento potencial -y, por tanto, no inflacionista- del país.
Además, el anuncio en agosto de 2024 de la fuerte revisión a la baja de la creación neta de empleo de marzo de 2023 a marzo de 2024, con 900.000 empleos menos de los estimados inicialmente, refuerza aún más esta característica de la economía estadounidense, ya que esta corrección no fue acompañada de una revisión del PIB.
A pesar de todo, la normalización del mercado laboral del país es real y atenúa cualquier euforia. El aumento de la tasa de paro del 3,4% al 4,3% en agosto -antes de las últimas cifras de septiembre publicadas el 4 de octubre- en el último año, activa la regla de Sahm.
Esta ley, establecida por la economista Claudia Sahm, considera que un aumento del 50% de la tasa de desempleo en tasa anualizada durante tres meses consecutivos es una señal de alarma de recesión. Aunque la propia Sra. Sahm ha relativizado este mecanismo, dadas las características muy específicas de la economía postcovídica, se impone un enfoque comedido.
Además, a la espera de que la medida más alentadora de septiembre se confirme con estadísticas posteriores, hay que señalar que menos del 40% de los puestos de trabajo creados en el periodo de junio a agosto de 2024 procedían del sector privado, excluidos la sanidad y el turismo, lo que, por un lado, confirma que el mercado no se está recalentando, pero también arroja dudas sobre la capacidad del tejido económico productivo estadounidense para crear cada vez más puestos de trabajo.
Las últimas estadísticas de ofertas de empleo (JOLTS), publicadas el 2 de octubre , muestran también que la normalización está muy avanzada, y que la relación entre vacantes y demandantes de empleo se sitúa ahora en 1,02, por debajo de la media quinquenal anterior al CoVid (1,2) y muy por debajo del máximo de 1,6 registrado en agosto de 2022.
Un último motivo de cautela reside en el descenso de los empleos a tiempo completo, con más de un millón de puestos de este tipo perdidos en los últimos doce meses, lo que podría sugerir una creciente precarización del mercado laboral.
A pesar de estas señales contradictorias, el optimismo sigue estando a la orden del día. El fuerte crecimiento salarial y la buena salud de la economía y de los mercados inmobiliario y financiero están permitiendo a los estadounidenses reducir su tasa de ahorro al tiempo que aumenta el valor de sus activos, lo que está impulsando el consumo.
Es más, aunque la facilidad para encontrar trabajo o volver a él ha disminuido recientemente en los hogares encuestados regularmente por la Universidad de Michigan, sigue siendo significativamente mayor que en el periodo prepandémico.
Aunque es innegable que el mercado laboral estadounidense se está normalizando, sigue siendo un pilar de la prosperidad económica del país y un potente motor de la actividad mundial. ¡La forma en que se mantenga es clave para los mercados!