Por Patrick Artus
Los mercados financieros prevén una nueva caída brusca de la inflación y de los tipos de interés en la eurozona.
Sin embargo, somos partidarios de otro escenario: la aparición de una estanflación con un crecimiento débil y una inflación persistente.
El crecimiento en la eurozona será débil como consecuencia del envejecimiento demográfico, la ausencia de ganancias de productividad y los bajos niveles de gasto en I+D y de inversión en nuevas tecnologías.
La inflación subyacente se mantendrá muy por encima del 2%, con la ausencia de aumentos de productividad, el descenso de la población en edad de trabajar que perpetúa las tensiones en el mercado laboral y el conflicto sobre el reparto de la renta entre asalariados y empresas.
Como consecuencia de esta situación de estanflación, el potencial de recortes de los tipos de interés es limitado si el BCE mantiene su objetivo de inflación en el 2%.