Reglamento europeo de infraestructuras de mercado

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EMIR (Reglamento Europeo de Infraestructuras de Mercado) es una normativa europea clave para la regulación de los mercados de derivados. Adoptado en 2012 a raíz de la crisis financiera de 2008, el EMIR pretende aumentar la transparencia de los mercados financieros, reducir los riesgos sistémicos y mejorar la estabilidad del sistema financiero europeo. El reglamento es una respuesta directa a los riesgos detectados durante la crisis, en particular los asociados a los derivados extrabursátiles (OTC), que contribuyeron a la propagación de la crisis financiera mundial.

El principal objetivo del EMIR es regular las operaciones con derivados y reducir los riesgos potenciales que pueden generar. Los derivados son instrumentos financieros complejos cuyo valor depende de las variaciones de otros activos subyacentes (acciones, bonos, materias primas, tipos de interés, etc.). Antes del EMIR, gran parte de estas operaciones se realizaban en mercados no organizados, es decir, directamente entre dos partes sin pasar por un mercado organizado. Esto creaba una opacidad significativa y aumentaba el riesgo sistémico, ya que los participantes en el mercado no siempre tenían una visión clara de los riesgos asumidos por sus contrapartes.

El Reglamento sobre la infraestructura del mercado europeo introduce tres obligaciones principales para los participantes en los mercados de derivados:

  1. La obligación de compensación central: Una de las medidas más importantes del EMIR es la obligación de que determinadas operaciones con derivados OTC pasen por contrapartes centrales de compensación (CCP). Las contrapartes centrales actúan como intermediarias en las transacciones, garantizando la correcta ejecución de los contratos incluso si una de las partes incumple. Esto reduce el riesgo de contraparte, es decir, el riesgo de que una de las partes de una transacción no pueda cumplir sus obligaciones. Al hacer obligatorio el uso de contrapartes centrales para los derivados normalizados, el EMIR aumenta la transparencia y la estabilidad del mercado.
  2. Requisitos de información: El EMIR también exige que todas las operaciones con derivados, se compensen o no a través de contrapartes centrales, se notifiquen a un Registro de Operaciones. Estos registros centralizan la información sobre las operaciones con derivados, lo que permite a los reguladores, como laAutoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM), supervisar la actividad del mercado, detectar riesgos e identificar posibles vulnerabilidades en el sistema financiero. Esto contribuye a una mayor transparencia, ya que ahora los reguladores pueden tener una visión general de las exposiciones y posiciones asumidas por las instituciones financieras.
  3. Requisitos de gestión del riesgo: el EMIR impone requisitos estrictos de gestión del riesgo para los derivados que no se compensan a través de una ECC. En concreto, las contrapartes deben intercambiar garantías (conocidas como márgenes) para protegerse contra el riesgo de incumplimiento de sus socios comerciales. Además, deben aplicar procedimientos sólidos de gestión del riesgo para limitar los riesgos potenciales asociados a los derivados OTC no compensados.

El EMIR se aplica a una amplia gama de agentes financieros. Se aplica no sólo a las grandes instituciones financieras, como bancos y compañías de seguros, sino también a las empresas no financieras que utilizan derivados para cubrir riesgos, como las fluctuaciones de los precios de las materias primas o de los tipos de interés. Sin embargo, las obligaciones difieren según se clasifique a las empresas como contrapartes financieras (CF) o contrapartes no financieras (CNF), en función del volumen de sus operaciones con derivados. Las NFC que superan determinados umbrales de volumen de operaciones están sujetas a obligaciones similares a las de las contrapartes financieras.

La AEVM, como regulador europeo, desempeña un papel clave en la aplicación y supervisión del EMIR. Es responsable de autorizar las contrapartes centrales y los registros de operaciones a escala europea, y colabora estrechamente con los reguladores nacionales para garantizar la correcta aplicación de la normativa.

Desde su adopción, el EMIR ha sido objeto de varios ajustes, en particular mediante el EMIR Refit (adoptado en 2019), una reforma destinada a simplificar y mejorar determinadas disposiciones del reglamento, reduciendo al mismo tiempo las cargas reglamentarias para determinadas contrapartes, en particular las pequeñas empresas. EMIR Refit introdujo cambios para aliviar las obligaciones de compensación de las contrapartes financieras más pequeñas y ajustar los requisitos de información, manteniendo al mismo tiempo un marco regulador sólido para las entidades más grandes.

El EMIR ha tenido un impacto significativo en los mercados financieros europeos. Al aumentar la transparencia y limitar el riesgo de contraparte, EMIR ha contribuido a que los mercados de derivados sean más seguros y resistentes a las perturbaciones económicas. Sin embargo, han surgido una serie de críticas, sobre todo en relación con el coste de cumplir los nuevos requisitos, especialmente para las pequeñas empresas y los agentes no financieros. La gestión de márgenes, la compensación central y las obligaciones de información implican importantes costes administrativos y operativos.

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