Programar una presentación trimestral en vísperas de una reunión de política monetaria de la Reserva Federal nunca es muy cómodo, dirán algunos. Por otra parte, ¿qué sentido tendrían los economistas si no fueran capaces de formarse convicciones lo suficientemente fuertes como para enfrentarse a los banqueros centrales? En este caso, nuestra opinión no ha cambiado realmente tras los anuncios de la Fed, salvo que la confianza de J. Powell en su capacidad para llevar a cabo una relajación monetaria a la escala que planea refuerza nuestros temores de un pronto retorno a la inflación, que constituye el telón de fondo de nuestro escenario para 2025.
En nuestro ejercicio trimestral de vuelta al cole, hay muy pocas digresiones sobre la situación macroeconómica. Ha habido pocos cambios a nivel internacional, y nuestras previsiones de crecimiento e inflación se mantienen prácticamente sin cambios desde hace dos trimestres. Tampoco hay mucho que decir sobre la inflación, que está evolucionando más o menos como se esperaba: la inflación está efectivamente bajando, pero los factores de resistencia siguen estando presentes en gran medida, como se preveía. Nuestra atención se ha centrado en las perspectivas de recorte de los tipos de interés, con una necesaria mirada preliminar a las perspectivas económicas de EEUU, a partir de la pregunta: ¿existe o no un riesgo real de recesión? La respuesta a esta pregunta determina la esencia de nuestras previsiones sobre los tipos de interés y los riesgos de que el mejor escenario de bajada de los tipos de interés resulte ser el peor escenario, si no a corto plazo, al menos a largo plazo, para la inflación y los mercados financieros del mundo desarrollado y emergente. De hecho, más allá del apoyo que la actual caída de los tipos de interés representa para las perspectivas económicas y los mercados financieros, la cuestión de la profundidad de la recuperación cíclica es difícil de eludir.